hoy sara en su blog nos dice como se mima y como mimarnos

HORA DE MIMARSE

Eso de saber
que cada arruga de tu cara
es cosa mía
que cada parte de tu piel es recorrida
por mis manos
eso me hace sentir bien

Eso de saber Revólver

¡Hola!

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Ya hemos pasado el ecuador del mes de agosto y parece que fue ayer cuando empezó el verano. Los días cada vez son más cortos, las noches más fresquitas…
Estos días, además de ir a la tele, estoy aprovechando para cuidarme un poquito.
Después de todos los excesos de playa, piscina, sol y agua toca dedicar un poco de tiempo a nuestra piel y pelo para intentar arreglar los efectos del verano. Muchas veces me habéis preguntado por los productos y marcas concretas que uso. Otro día os lo cuento, pero hoy quiero enseñaros algunos de mis trucos caseros, los remedios de la abuela, los que nunca fallan. Seguro que no son los mejores pero a mí me funcionan. Son fáciles y no necesito mucho tiempo ni ingredientes difíciles de encontrar. ¡Vamos allá!

Talones:
Después de andar descalza por la hierba o la playa el talón se resiente bastante, se queda seco y duro y se acaban haciendo pequeñas grietas, que además de molestar dan una imagen muy fea cuando llevamos sandalias. Yo aprovecho la noche para cuidarlos ya que durante el día, al no parar quieta, es imposible que me dure ninguna crema. Antes de irme a dormir limo bien los pies con una lima especial de durezas, dedico un tiempo extra en los talones y exterior del pie. Una vez que ya están lisos, cojo una buena cantidad de vaselina y me hago un masaje para que penetre bien en la piel. Me pongo unos calcetines de algodón y… ¡A dormir! Al día siguiente me despierto con los talones suaves y muy hidratados.




Cuerpo:
Después de estar varios días poniéndonos cremas y más cremas en el cuerpo es fundamental hacer una buena exfoliación para quitar todos esos restos de cremas y células muertas que tenemos sobre la piel. Para esto suelo utilizar una mezcla que se hace en un momento y deja la piel increíblemente suave e hidratada. En un cuenco mezclo azúcar y aceite de oliva, lo remuevo un poco y me lo restriego bien por todo el cuerpo, insisto un poco más en rodillas y codos. En las zonas donde tenemos la piel un poco más delicada, como el escote, es mejor no frotar demasiado. Se le puede añadir a la mezcla unas gotitas de aceite de vainilla o cualquier otro olor que nos guste, de esta forma no quedará el olor a aceite de oliva. Yo me lo suelo aplicar en la ducha pero… ¡Cuidado con no resbalarse!
Esta mezcla es ideal también para las manos. Veréis qué suaves os quedan.




Pelo:
El pelo es probablemente el más perjudicado después del verano. Además de deshidratarse mucho, se reseca y aclara por los efectos del sol. A mí personalmente me encanta este efecto de pelo ajado y un poco descuidado pero sé que hay que cuidarlo un poco o se volverá indomable. Me gusta mucho el aspecto que deja una buena mascarilla de aguacate con una yema de huevo y un chorrito de aceite. Me lo aplico y lo extiendo bien por todo el pelo, desde las raíces a las puntas, peinándolo bien. Dejo actuar la mascarilla aproximadamente media hora y luego me lavo bien el pelo con mi champú.

Otra cosa que suelo hacer para hidratar del pelo es ponerme aceite de almendras durante dos o tres horas antes de lavármelo, me lo unto sobre todo en las puntas, lo cojo con una pinza y lo dejo actuar mientras sigo haciendo cosas por casa.

Pestañas:
Qué olvidadas las tenemos, ¿eh? Parece mentira lo poco o nada que las cuidamos y lo bonitos que hacen los ojos unas buenas pestañas. Tan fácil como coger un bastoncillo de oídos, mojarlo en aceite y con cuidado de que no entre en los ojos, untarlo bien tanto en las pestañas de abajo como en las de arriba. Bien hidratadas estarán mucho mas bonitas.



Espero que alguno de estos trucos os sea útil, a mí desde luego me funcionan. Todos son ingredientes naturales, fáciles de encontrar y baratos.

En el ajetreo de vida que tenemos, es muy importante dedicar un poco de tiempo a cuidarnos y mimarnos, tanto por dentro como por fuera. Hacer cosas que nos gusten, que nos hagan sentir bien. Si nos cuidamos, a la larga nuestra piel y nuestro cuerpo nos lo agradecerán. Yo suelo aprovechar estos momentos, que no son muchos, para tomar un té y relajarme…


¿Qué trucos utilizáis vosotras? Seguro que hay un montón de remedios caseros que no conozco. Me encantaría que me los contárais.

Y para cuidarnos y cultivarnos por dentro os dejo un texto que he encontrado esta semana. Es de una psicóloga y escritora argentina. Dice así:
Y la vida va pasando…
Y uno va cambiando y aprendiendo que las cosas no son lo que aparentan…
Que vivir es fácil… y que nosotros somos muy complejos.
Que cometeremos errores y que debemos perdonar a quienes los cometan…
Que todo es efímero… y que tarde o temprano, nuestras manos quedarán vacías.
Que el amor es lo único que nos hace libres… y que ese es el terreno en el que debemos construir.
Que dar es el camino… y que preocuparse por los demás, hace que nuestra carga de dolor sea más fácil de llevar…
Y la vida va pasando y es imposible detener el tiempo.
Entonces uno se mira al espejo y se da cuenta que ya no es el mismo, que ha cambiado…
Que nunca volvemos a ser los mismos, nunca sentimos lo mismo, nunca vivimos lo mismo…
Que el tiempo alivia el corazón.
Que el sol sigue saliendo aunque dentro nuestro haya tormenta, y debemos aprender a pintarla con los colores del arco iris.
Y uno siente que cuando el tiempo avanza va perdiendo todo, sin darse cuenta que lo que ganó fue aún mucho mayor.
La vida es maravillosa, y no nos deja opción. Ella pasará igual…
No podemos elegir vivirla, pero sí aprender a amarla.
Daiana Slipak

Llevo camiseta de la Vie de Rosita 1925

Volviendo al tema de los cuidados, son importantes sí, pero no hay nada mejor para estar bien por fuera que sentirse bien con uno mismo. Tranquilo y en paz. Ser coherentes en nuestra vida, no guardar rencor a nadie, querernos tal como somos, apreciar los pequeños detalles, pensar siempre que lo mejor está por llegar.


Seguimos la próxima semana. ¡Un beso enorme! La belleza complace a los ojos,la dulzura encadena el alma. Voltaire