viernes, 14 de febrero de 2014

La puerta del ratoncito Pérez

Que no soy fácil, lo sabes muy bien,
que me has cosido las alas también,
que sin tus manos no puedo vivir,
que con tu calma consigo seguir,
Te voy a decir una cosa, Amaia Montero
“Cuando seas madre, comerás huevos”. Cuántas veces escuchaba esa frase cuando era una niña sin conseguir entender qué querían decir los mayores con ella. Ahora esas palabras cobran todo su sentido. Hay tantas cosa que sólo se comprenden una vez has sido madre: los miedos,la alegría, la ternura,la paciencia.
Hace unos días mi madre me lo recordó: “Ahora entiendes por qué con los hijos cualquier precaución es poca? Entiendes los temores que antes te parecían absurdos? Ahora comprendes que la frase: “Daría mi vida por un hijo” es literal…?”. ¡Vaya que si lo entiendo!
Estos días que he estado más tiempo con mi madre he aprovechado para disfrutar de una de las cosas que mejor se le da: la cocina. Nadie cocina mejor que ella ;)
A mí me cuesta ponerme, para qué me voy a engañar, no tengo nada que hacer a su lado. Sin embargo, hoy voy a compartir con vosotros un plato fácil de preparar, rico y perfecto para cualquier ocasión. Un plato con el que se me saltan las lágrimas: El arroz al horno de mi madre.
receta
Ayer mismo lo preparé. Aunque de momento no me sale tan bueno como a ella, es cuestión de práctica. Los pasos a seguir son muy sencillos.
Preparación:
- Encendemos el horno a 220 grados arriba y abajo.
- Ponemos aceite a calentar en la sartén y echamos a freír los ajos, sólo para que den sabor. Los sacamos.
- Freímos en el mismo aceite las costillas troceadas y las rodajas de chorizo. Una vez frito lo sacamos y ponemos en una bandeja.
- En ese mismo aceite freímos las patatas cortadas en rodajas gorditas, unos dos centímetros.
- Retiramos las patatas y las colocamos en un plato o bandeja.
- Bajamos un poco el fuego y en ese mismo aceite echamos el arroz.
- Bajamos todavía más el fuego y añadimos el pimentón.
- El siguiente paso es colocar todo en la bandeja del horno. Ponemos el chorizo y las costillas abajo,el arroz ya frito con el pimentón en la siguiente capa. Lo cubrimos con las patatas en rodaja y por último ponemos el tomate también hecho rodajas gorditas.
- Añadimos el caldo de cocido y con el horno caliente metemos la bandeja.
- Dejamos calentar unos 35 minutos a 220 grados (depende de la potencia del horno)
Y listo !!

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Como os digo es un plato que en total tarda en prepararse unos 50 minutos y con el que quedaréis genial en cualquier ocasión. Seguro que muchos de vosotros (especialmente los valencianos) podéis darme algún truco o consejo acerca de esta receta ;) Los leeré encantada!
Os dejo también foto del look del día. Últimamente me estoy haciendo una experta en los estilismos de estilo “arreglá pero informal”. Y no me refiero al chandal con tacones, sino a las prendas cómodas que sirven para estar en casa pero a la vez son monas por si tienes alguna visita.
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En esta ocasión llevo sudadera de Zara de nueva colección, leggings/pantalones de Sandro y botas de lentejuelas UGG.( Cuando me compré estas botas no les veía muchas posibilidades. Luego descubrí que son perfectas por ejemplo para una Nochevieja en un pueblo de Ávila a tres grados bajo cero ;) )
Esta semana también he recibido un regalo muy original. Se trata de una puerta. La puerta del ratoncito Pérez. Por ella entrará cada noche este personaje fantástico. Parece que fue ayer cuando mi madre me ayudaba a dejar el diente recién caído debajo de la almohada. ¡Cuando volvía del colegio siempre tenía un regalito! Recuerdo que me preguntaba cómo podía un ratón tan pequeño cargar con un álbum de cromos y subirlo hasta mi cama. Era simplemente magia. Esa magia ha vuelto a casa estos días,ha entrado por la puerta del ratoncito Pérez. Gracias a Dios hay cosas que nunca se pierden.
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Y gracias mamá por tantas y tantas cosas (aunque discutamos porque dices que a los nietos se les quiere más que a los hijos, ya te lo contaré. Seguramente tengas razón, como siempre)
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“Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo. Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño. Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida. Sin embargo… en cada vuelo, en cada vida, en cada sueño, perdurará siempre la huella del camino enseñado”.
Teresa de Calcuta
Seguimos la próxima semana.
Un beso enorme

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